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Suricatas: ¡son iguales a nosotras!

  • Lucy Freeman (original en inglés
  • 26 oct 2018
  • 3 Min. de lectura

Cuando una suricata se para en un punto alto, escudriña el horizonte con nerviosismo y sus ojos ansiosos se mueven de izquierda a derecha, o aparecen cabezas curiosas cuando se escucha un ruido inusual, como vecinas asomándose por detrás de una cortina, sabemos de inmediato lo que está pasando. Todo eso se parece mucho... bueno... a nosotras.

Imagen de Henk Bentlage:

Cuando una suricata se para en un punto alto, escudriña el horizonte con nerviosismo, ojos ansiosos se mueven de izquierda a derecha, o aparecen cabezas curiosas cuando se escucha un ruido inusual, como si vecinas asomándose por detrás de una cortina, de inmediato sabemos lo que está pasando. Todo eso parece muy... bueno... como nosotras.

¿Podría ser esta la razón por la cual las suricatas frecuentemente encabezan muchas listas de "animales favoritas"?, ¿porque necesitamos ver nuestro propio comportamiento reflejado para sentir un vínculo con una animal en particular, o simplemente estamos proyectando el comportamiento humano en suricatas porque es lo que queremos ver? Investiguemos un poco el comportamiento de las suricatas y veamos qué hay detrás…

Vigilancia de la vecindad

La expresión de alerta de la suricata es muy familiar, en gran parte porque se parece a cualquiera de nosotras mirando por la carretera esperando con impaciencia un autobús. Sin embargo, no es curiosidad, es una medida de seguridad de vida o muerte. Para un ave de presa o una serpiente, la suricata es una comida perfecta, por lo que cualquier sombra o movimiento en la distancia es suficiente para que la centinela haga sonar la alarma y envíe al resto de la pandilla a su madriguera.

Una suricata actuará como centinela mientras las demás buscan comida, después tomar el sol al inicio de la mañana; la centinela es reemplazada después de un tiempo por otra suricata, para que la primera también se pueda alimentar. Es es un comportamiento humano inteligente — cambio de horario para que todas puedan llegar a la cantina.

¡Parar la pelea!

Las bebés suricatas que desechan y luchan antes de ser separadas por una adulta exasperada son muy familiares para cualquier padre humano, o incluso para cualquiera que haya estado en un supermercado un sábado por la mañana. Sin embargo, esta lucha no es solo una rivalidad entre hermanas, sino que todo es parte de la experiencia de aprendizaje. Ferozmente territoriales, las suricatas a menudo se ven obligadas a defender su área contra un grupo rival de suricatas, a veces en una pelea a muerte, por lo que cuanto antes puedan lidiar con un poco de brusquedad, mejor.

Cara de bebé

¿Encontramos a las cachorras de suricata tan atractivas porque se parecen a las bebés humanas? Muy probablemente. El etólogo austriaco Konrad Lorenz, en 1949, teorizó que una cabeza grande, una cara redonda, un cuerpo holgado y unos ojos grandes están asociados en nuestra mente con una infante bebé humana, lo que desencadena un comportamiento de cuidado en nosotras. Este 'Kindchenschema', o esquema de bebé, cumple una función vital; tenemos que enamorarnos de nuestras bebés para asegurar su supervivencia. Hablamos de "derretirse", "ser pegajosas" o querer "comerse" a bebés y animales bebés, que es nuestro intento de articular la gran acometida de dopamina que estamos programados para obtener del Kindchenschema.

Clases de padres

Las suricatas adultas cuidarán a las niñas de otras y, como padres, son prudentes y buenas maestras. Cuando tu bocadillo favorito es un escorpión, enseñarle a las bebés a comer esto puede ser un negocio bastante arriesgado, por lo que la mamá suricata corta la cola antes de entregar el escorpión a su hija. También traerán a sus bebés insectos vivos y les enseñarán cómo atraparlos y comerlos. Más o menos como la primera vez que una niña usa cubiertos, pero probablemente de manera más ordenada.

Así que el comportamiento humano demostrado por las suricatas resulta tener razones ambientales muy sólidas y, en ocasiones, sanguinarias, por detrás. Es suficientemente justo decir que las suricatas no obtienen mucho de las humanas que se identifican con ellas, aparte de las carreras internacionales de televisión. Para las animales domésticas, sin embargo, es una bendición. Investigadoras de la Universidad de Portsmouth descubrieron que las perras producen más movimientos faciales, como levantar las cejas y hacer que sus ojos parezcan más grandes (ojos de cachorro) cuando una humana les presta atención. Entonces, ¿nuestra necesidad por lo familiar está realmente cambiando el comportamiento animal?... ¿o somos nosotras las que estamos siendo manipuladas para simplemente entregar más galletas a las perras?

 
 
 
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